Adelmo Mereslofer se marcha una temporada a la costa de Bedok (Singapur).
Los que le conocen saben los motivos de esta indefinida ausencia.
Al resto, Adelmo les dice que algún día, tarde o temprano, volverá.


Sábado, 9 de marzo de 2013


domingo, 16 de septiembre de 2012

Tres


Cuatro kilómetros separan la ubicación de ambos castillos. Cuatro míseros kilómetros. Adelmo recapacita en positivo pero no halla una salida a tan mísero destino. Se encuentra desconcertado y triste. Solo le apetece dejarse caer sobre la cama y permanecer allí días y noches, sin más ánimo que el que sus lóbregos pensamientos puedan regalarle.

5 comentarios:

  1. Hace mucho tiempo que Ulrike mira por defecto aquella torre cuando se asoma a la ventana. Destaca sobre todas las demás, y aunque sólo puede ver la parte superior, sirve de sobra como referencia para señalar la proximidad de aquel otro reino.
    La torre cambia de color según la luz del día y ahora mismo tiene un tono amarillento.
    Ulrike sabe que la distancia no la marcan los kilómetros y que aunque sólo cuatro metros separaran ambos castillos, el espacio seguiría siendo infinito.
    Hace mucho tiempo que Ulrike dejo de creer, y de soñar, y de esperar. Y desde entonces casi siempre es infeliz. Aunque sigue mirando a lo lejos desde su ventana.

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  2. Vamos ver, esto ye qu'esto ye la hestoria d'Adolfo y Ulrike.

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  3. Y vamos ver otra vegada, si namá tán dixebraos por cuatro kilómetros, qué pasa equí, ¿qu'Adolfo nun tien piernes o qué? ¿Hai dalguna torga más?

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    1. Son castillos con altas y gruesas murallas de estrecho adarve, matacanes y garitas voladas con férrea vigilancia y con más de un anillo defensivo amurallado.

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    2. La hostia, Adolfo, usté ta permal.

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