Adelmo Mereslofer se marcha una temporada a la costa de Bedok (Singapur).
Los que le conocen saben los motivos de esta indefinida ausencia.
Al resto, Adelmo les dice que algún día, tarde o temprano, volverá.


Sábado, 9 de marzo de 2013


martes, 18 de septiembre de 2012

Cinco

La decepción oculta tras una puerta tan difícil de abrir. Anhelar ser alguien tan cercano que en ocasiones se llegue a la absoluta comunión con la persona amada y descubrir que simplemente somos una parte más del todo. Que para ella existen personas más próximas que sí considera suyas y a las que revelaría, en íntima complicidad, esos secretos. Porque son sus semejantes desde siempre, desde los albores, desde su principio. Porque Adelmo, después de todo, no es nadie.

3 comentarios:

  1. En las últimas horas Ulrike se había sentido hambrienta, dolorida, somnolienta, vapuleada, sola, inquieta, cansada, insultada, incomprendida, harta, decepcionada, asustada, triste y sorprendida. No necesariamente en ese orden.
    Y al terminar el día la emoción predominante era de soledad y dolor. Estaba cansada de recibir golpe tras golpe, mentira tras mentira, sin tregua. Y se había quedado sin fuerzas para rebatir nada, sobre todo porque todo lo que oía eran estupideces, descomunales estupideces que no merecían más comentario.
    Al terminar el día estaba sola, y nadie le había preguntado cómo estaba, nadie se había preocupado por ella. Seguramente Ulrike tampcco es nadie.

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  2. Ah, coñu, equí ta: Ulrike ye muyer.

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  3. Hala, equí nin Dios ye daquién, esto ye naide, esto ye qu'Adolfo y Ulrike tais como centollos, hom.

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