Adelmo Mereslofer se marcha una temporada a la costa de Bedok (Singapur).
Los que le conocen saben los motivos de esta indefinida ausencia.
Al resto, Adelmo les dice que algún día, tarde o temprano, volverá.


Sábado, 9 de marzo de 2013


jueves, 1 de noviembre de 2012

Diecisiete

En ocasiones pensamos que somos tuertos en un reino que no es el nuestro, en el que hemos nacido, crecido y aprendido. En el que hemos experimentado toda clase de sucesos que hacen que seamos tuertos en un reino en el que no debíamos de haber nacido y en el que, a duras penas, solo vemos ciegos a nuestro alrededor.

1 comentario:

  1. De su libro de cuentos de la colección “El mundo de los niños”, Ulrike recuerda la fábula de los seis ciegos y el elefante. En ella se cuenta la historia de seis sabios ciegos que, deseosos de conocer cómo era un elefante, se acercaron por turnos a tocarle.
    El primero agarró su trompa y creyó que el elefante era como una serpiente, el segundo tocó su rodilla y le pareció similar al tronco de un árbol, el tercero tocó la oreja y sintió que el elefante era como un inmenso abanico, el cuarto palpó su lomo y se convenció de que era igual que una pared, el quinto agarró un colmillo y pensó que era como una lanza, y por fin el último se agarró a la cola y creyó que el elefante era como una soga.
    Enzarzados en la discusión estaban cuando pasó un reyezuelo español por allí y ¡pum!, de un tiro abatió al elefante que en su descontrolada agonía fue a caer con todo su peso sobre su asesino, favoreciendo el ascenso al trono del primer hijo bastardo del monarca que, para más inri, era catalán.
    No se me ocurre la moraleja, igual porque soy miope en vez de tuerta.

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